viernes, 19 de mayo de 2017

te deseo lo mejor por si no vuelvo a verte más



El amor no se apaga, el amor se consume.

Como una cerilla. Las hay más largas, más finas. Unas son de combustión lenta, otras desaparecen ante sus ojos nada más encenderlas. Pero ninguna  se termina hasta que no se consume del todo, siempre que haya madera podrá haber fuego. Cuando una cerilla se apaga sin ser consumida el amor sigue ahí, congelado entre las fibras de la madera, latente aunque no nos demos cuenta. No espera, solo hiberna. Y una cerilla a medio consumir es un peligro, porque en cualquier momento, no importa el tiempo ni el lugar, una mera chispa puede hacer que arda de nuevo con todas sus fuerzas, sin importarle dónde estemos o quienes seamos en ese punto. Porque el amor no se apaga, el amor se consume, y un amor no consumido es como una enfermedad a medio curar:  puede volver de improviso como volverse crónico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario