miércoles, 31 de mayo de 2017

después de tanto tiempo ya solo sé hablarte sin hablar

Te hablo sin pensar y a bocajarro, porque lo nuestro nunca fue cosa de cabeza, sino de almas al desnudo que se arrancan de raíz y sangran lágrimas de lo que pudo ser y no será. Te hablo desde aquí, con mi corazón a diez mil kilómetros, tirado al desierto desde algún Uber con destino a Las Vegas en el que terminaste hasta las cejas de coca y ginebra. Te hablo sin hablarte, a metáforas baratas y frases mal construidas, porque nunca se me ha dado bien hablar de amor y menos escribir sobre lo que no se olvida. Te hablo por no gritarte lo mucho que te sueño, lo poco que me olvido, las veces de un he estado a punto pero mejor lo dejo para luego. Te hablo así, en mi elemento, bajo un seudónimo de acertijos que solo tú puedes resolver. Te hablo a través de un fotógrafo con miedo a la guerra, del pirata que le temía al tiempo, del vividor amarrado con ganas de huir. Te hablo a través de otras voces, de vidas que nacieron por ti. Te hablo en silencio, como el vacío que se incrusta en los meses de ausencia o el llanto escondido de un orgullo hecho trizas. Te hablo sin saber muy bien lo que estoy diciendo porque contigo siempre fue todo de tirarse por el precipicio, sin paracaídas ni colchón. Te hablo desde el miedo de un adiós que fue hasta luego, desde la incertidumbre de un quizás, las dudas de un futuro que siempre será incierto y la amarga esperanza de un moribundo ojalá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario