jueves, 13 de noviembre de 2014

La vida después de la muerte.

El último de todos vosotros ha muerto, Kiev, y tú sientes que ya no hay razón alguna para seguir viviendo. Todos están muertos, todos menos tú, y siempre creíste que serías el primero en caer. Gray ha muerto, Kiev, y con él se han ido los últimos resquicios de aquella época en la que realmente creíste que podrías volver a ser feliz, que las segundas oportunidades existían y que quizás uno podía llevar una vida tranquila. No tienes ganas de llorar, ¿para qué? Son tantos los fantasmas que cargas sobre la espalda que derramar lágrimas por todos te dejaría seco. Abres el cajón de tu cómoda y tomas aire profundamente, prometiste que jamás volverías a mirar aquella foto, te juraste que nunca te infringirías de nuevo un dolor tan gratuito, pero ahora Gray ha muerto y con él se ha ido lo último que te quedaba de vida, las últimas gotas de agua para soportar el calor del camino. 

Observas la foto y te sientes vacío, hueco, hay algo ahí dentro que no funciona, un agujero en medio de tus costillas cuyo fondo se pierde en el infinito dejando entrar un frío glaciar. Los rostros felices y rebosantes de juventud te atacan como dardos venenosos, pero tú ya no puedes sentir nada. El dolor ha sido tanto y tan intenso que ya no albergas la esperanza de que algo pueda afectarte realmente. Allí estáis todos, los "siete grandes" como os llamaron tiempo atrás. Los siete genios, los privilegiados. Acababais de graduaros, os habían dado a todos el diploma de la Organización y estabais más contentos que nunca porque nadie en la historia de Omega había conseguido vuestros logros a edades tan tempranas. Luke fue quien os dio el diploma, ¿lo recuerdas? Luke, que estaba radiante con sus veinte años cumplidos junto al amor de su vida y su futuro hijo. Todavía no le habían nombrado Presidente entonces, pero faltaba poco, faltaba muy poco para eso. Todos estabais allí aquella noche, celebrando que ya erais hombres aunque todavía no tuvieseis ni los trece y cantando por un futuro lleno de esperanza y repleto de aventuras. Erais unos críos y os habían dado una familia, te habían dado una familia. 

Luke te dio aquella familia.

Luke te duele mucho Kiev, te duele tanto que no puedes soportarlo, por eso nunca piensas en él. Su pelo rubio casi blanco y sus ojos azules y vivos que no pueden despegarse del rostro de Keena. Ellos dos te desgarran el alma, los recuerdas bailando junto a la hoguera y riendo a carcajadas, los recuerdas vestidos para salir, bebidos, jóvenes y felices. Los recuerdas llenos de vida y también llenos de muerte en aquel suelo frío rodeados de sangre coagulada. Ellos fueron tu única familia y tú no pudiste protegerlos. Gray tampoco pudo protegerlos, no pudo hacerlo con Luke ni pudo hacerlo con Devra. La pequeña Devra, de la que todos estabais enamorados porque teníais las hormonas revolucionadas y ella gozaba de unos dieciocho bien florecidos por aquella época. Cómo os gustaba Devra, a ti y a todos los demás. Al Quinteto del Terror os fascinaba aquella joven de piernas largas y ojos verdes como la hierba. Bueno, al Quinteto no, porque Kraft siempre fue de Reila. A veces no sabes quién te duele más, si Luke o Kraft, y en tu interior se abre una batalla tan inmensa que termina con un par de botellas de ginebra y tres aspirinas al despertar. ¿Por qué tuviste que marcharte, Kraft? ¿Por qué me dejaste solo? 

Todos están muertos, Kiev. Luke, Keena, la preciosa Devra y tu mejor amigo, Kraft también está muerto. Murió porque no pudo soportar que Reila se hubiese ido antes que él, y tú nunca te perdonarás no haberle impedido marchar. La guerra se llevo a Jay y a Mike y hace meses casi te rendiste cuando te arrebataron a Robin y a Mag, ahora se ha ido Gray y tu sientes que ya no hay razón para no dejar de luchar. 

En esa foto erais tan felices, Kiev. ¿Lo recuerdas? Kraft intentando salir con Reila con todas sus fuerzas, los chicos probando sus primeras cervezas y Mag chivándose a Devra. Gray quejándose constantemente de que todos aquellos críos del demonio habían invadido su querida Organización y Luke calmándolo todo porque él siempre lograba llegarle a todo el mundo hasta lo más hondo, incluso si ahí dentro parecía que no hubiese nada. La gente ha ido desapareciendo poco a poco, dejándote solo en medio de esa foto, con un diploma en la mano en medio de todo el jolgorio. Te ves ahí solo, en medio del bar, con los globos deshinchados y las guirnaldas mustias, sin Kraft agarrándote por la derecha y Robin por la izquierda. Sin Jay y Mike molestando a Reila mientras Mag les intenta meter una colleja. Luke y Keena ya no se están besando y Gray no lo mira todo con cara de perro cabreado mientras Devra intenta calmarlo. Todos se han marchado y solo quedas tú, solo, perdido sin saber qué hacer, como cuando tenías ocho años y mataron a tu padre, como cuando huías de los malos y vivías en la calle. Como antes de que Luke te tendiese su mano y te salvase. 

Luke ya no está, Kiev, ya no queda nada de él. Ya no queda nada de nadie. Todos están muertos, lo están y ya no volverán, y tú quieres marcharte con ellos también.

 Deseas dormir y no despertar jamás. 


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