martes, 11 de noviembre de 2014

Intenta ligar conmigo y yo le digo que no, que paso, que no tiene ninguna posibilidad porque no me encuentro en un momento receptivo. Ellos nunca entienden cuando les dices eso, siempre piensan que te haces la dura, que deben insistir un poco más o que solo por participar se llevarán al menos un premio de consolación. Eso es lo que somos, pienso, unos trofeos que colgarán en sus charlas de bar o medallas que se pondrán cuando vuelvan el lunes a la universidad. Pero a mí no me interesa ser una recompensa, y menos de una persona tan poco interesante como él. Se lo digo y sonríe, quiere ser un lobo pero se queda en cachorrillo asustado. Los lobos nunca necesitan sonreír tan tarde, ellos nunca esconden sus dientes. No le digo eso, tampoco lo entendería. 

Empieza a hablarme de grupos de música que no conozco. Se lo digo y le brillan los ojos, se piensa que soy una presa fácil porque se cree un adalid de la cultura musical. Me dice que le gusta Miles Kane y que antes escuchaba mucho a Muse. Me comenta algo sobre FIDLAR y los Generationals. No sé quienes son, pero por lo que me está diciendo pertenecen a esa música indie que se pone en las discotecas de moderneo barato. Odio ese tipo de música, eso le digo, si voy con un par de copas prefiero bailar la peor mierda. Se siente superior a mí, suele suceder en este tipo de casos, los chicos como él que llevan el pelo a un lado, pendientes en las orejas y camisas de cuadros. Te miran con superioridad porque tienen las muñecas repletas de pulseras que para ellos son diplomas en la última moda alternativa, señales que indican que estuvieron en un festival que conoce todo el mundo y que solo unos entendidos pueden soportar. No le digo que los festivales me parecen un asco, que la gente me asquea más ni tampoco le comento que los grupos que van me parecen un coñazo. Me aburre la música de la que me está hablando, de hecho me aburre esta noche en general. 

El tipo insiste e insiste, creo que se piensa que soy una de esas chicas que normalmente van a discotecas donde se ponen los últimos éxitos comerciales, en busca y captura de algún imbécil con poca sesera. Se piensa que él es muy superior a esos imbéciles porque lleva una cazadora vaquera en lugar de una sudadera de ADIDAS y luce unas Dr. Martens en lugar de unas deportivas. En realidad su pelo no es muy distinto del que llevan esos tipos a los que tanto desprecia, la diferencia entre ellos y él es que ellos al menos no intentan aparentar lo que no son para poder metértela. En eso me resultan incluso más agradables, pero eso tampoco se lo digo. 

Le encantan los XX y un montón de grupos más que me saben a indie del rancio, y yo decido que ya está bien y le empiezo a hablar de Kerouac. No lo conoce, me dice. ¿No lo conoces? Los hipsters los inventó Kerouac, ¿y no lo conoces? Él niega con la cabeza y yo sonrío como una leona hambrienta. Lo que pasa es que los felinos no somos como los perros, nosotros no sonreímos porque vayamos a comer sino porque vamos a clavar las garras. Me estás molestando, le digo me estás molestando vete ya por favor. Pero no se va, vuelve a hablarme de los sitios en los que ha estado y que a mí me darían mucho asco y me mira con esa mueca de superioridad, de macho por encima de la hembra que la va a impresionar con sus pantalones pitillos altamente ajustados y su dominio de la cultura general. Me dice que van a sacar la segunda parte de Traispotting y me pregunta, sin muchas esperanzas, que si sé de lo que le hablo. ¿Te refieres al libro? Y se queda en blanco. No sabe que hay un libro y yo vuelvo a sonreír. Trainspotting es un libro, yo sí lo he leído, y él entonces empieza a recular. 

Le pregunto si sabe quién es Welsh o si sabe que Trainspotting tiene un Spin Off con SickBoy a la cabeza, que seguramente basarán la peli en esa parte. El tipo se echa para atrás. Le pegunto que si le gusta El Club de la Lucha, a estos tipos siempre les encantan esas películas. Me dice sí, claro, y le pregunto si sabía que también había un libro. Retrocede una vez más, ya no luce sus pulseras de festival como si fuesen banderas de la victoria ni saca pecho como un macho cabrío, se está encogiendo como un roedor asustadizo ante los colmillos implacables de un gato tendiéndole la peor de las encerronas. Ahora soy yo la que lo mira con superioridad. No me gusta ser pedante, le digo, es un tanto superficial, pero no tengo que utilizar muchos recursos para serlo contigo. Le hablo de que intenté leer a Proust y no me lo pude terminar, pero él ni siquiera sabe quién es Porust. Le digo que a mí me gusta la música de Miles, pero de Miles Davis y de Benny Goodman, tampoco sabe quienes son. Le pregunto qué tipo de pelis le gustan, me responde que adora a Tarantino y le digo, ¿en serio? ¿Cuál la que mas? Me dice que DJango y Pulp Fiction, y se vuelve a enganchar. Cree que me ha pillado pero yo le digo entonces lo mucho que me gustó que la llamase DJango porque me encantó la original. No sabía que había una DJango original. 

Vuelvo a decirle que se vaya, que no me apetece hablar más. Y él no opone resistencia entonces, creo que sabe que ni un cani lo habría hecho tan mal.

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