lunes, 11 de febrero de 2013


La gente tiene la ligera e insoportable manía de intentar que seas infeliz. Si tus padres no están juntos, por cojones, tienes que tener algún tipo de carencia afectiva. Si no eres lo suficientemente guapo se sobreentiende que debes ser una persona tímida, introvertida y llena de complejos. Si eres un tío y no sobrepasas el metro setenta, seguramente estés desesperado porque alguna chica se digne a mirarte. No se como se lo monta la sociedad, pero siempre tienen que sacarte algún tipo de problema por algún lado. Da igual lo que les digas, no insistas en que estás conforme con lo que tienes, no les servirá de nada. Cuando les asegures que tu vida es justamente como tú la deseas, que estás contento contigo mismo y sabes exactamente quién eres y lo que quieres, entonces solo lograrás que te miren con lástima y te sonrían por compasión. Pobre infeliz, pensarán, se escuda en su sonrisa porque está roto por dentro.

Sinceramente, creo que la gente, a veces por mala suerte y a veces por mero aburrimiento, se hace tan adicta a la tristeza que ésta les supera, les absorbe y crean hacia ella una dependencia que los sume en un estado de melancolía que son incapaces de controlar. Es un estado falso, porque ni siquiera se encuentran en una etapa de depresión donde la nada tiñe su mundo de gris y la apatía los consume día a día, están envueltos de un dolor engañoso, creado simplemente para llenar el vacío puro de sus existencias. Y cuando ya no pueden con él, cuando desean salir pero éste les ha atrapado entre sus fauces, es cuando comienzan a desearle el mismo destino al prójimo. Por eso, creo yo, las personas por lo general intentan que seas igual de infeliz que ellas. Desean que compartas su mal, que les acompañes en el sentimiento de forma visceral. Y eso es algo que me resulta patético.

Creo que por eso caigo mal a mucha gente, sobre todo a la gente de mi edad, que han nacido en una sociedad que les ha brindado todo y no les ha enseñado a hacer nada. Yo soy feliz, y tal vez tengo todas las razones del mundo para no serlo. Soy feliz porque vivo, porque estoy aquí, porque tengo a oportunidad de respirar y de exprimir los días con un ansia voraz. Soy feliz porque miro, porque creo, porque estudio, porque tengo amigos, porque mis padres me adoran. Puede que no sea el tipo más alto, ni el más guapo, pero me enseñaron a tener el carisma necesario para comerme el mundo. Puede que mis padres se odien de la forma más enfermiza posible, y la sola idea de encontrarse por la calle les encoja el alma, pero los dos me aman, por separado, y siempre me lo han demostrado. Puede que tenga mis manías, que sea incapaz de convivir con alguien, que necesite estar solo la mayor parte de mi tiempo y que me encierre cada dos por tres en mí mismo, pero tengo gente a mi alrededor que me aguanta todas éstas tonterías y, pese a todo, me sigue apreciando sinceramente. ¿Por qué tendría que ser infeliz, entonces?

Hay gente que se pasa la vida buscando una gran aventura, una gran pasión, una gran historia para contar a sus nietos. Yo siempre he dicho que no hay mayor aventura que la propia vida, mayor pasión que aquella que decidas dar para poder recibir, y más grande historia que aquella que acumule tantos momentos como días hayas vivido.

La gente, hoy en día, tiene la ligera e insoportable manía por intentar que seas infeliz. Yo, desde que tengo uso de conciencia, no he encontrado ni una sola razón para no serlo. Porque desde bien pequeño, ésta vida que a veces es algo jodida y te da un poco por el culo, siempre me ha enseñado que, ante todo, he de aprender a reírme de mis propios problemas. Por duros que sean.

Me llamo Bosco, tengo veintiún años, y voy a darte todo un diario de razones por las que, me creerás, mi vida va muy bien a pesar de los problemas. 

1 comentario:

  1. Ole, ole y ole.
    Estoy totalmente de acuerdo con este nuevo personaje tuyo.
    Yo soy una persona optimista, y tampoco me gusta que se me acerquen personas tóxicas, y que intenten absorberte para poder compartir juntos la pena. Yo pienso que la mejor manera de ayudar a una persona es estando bien, y feliz, para poder transmitir y pegarselo a los demás, no llorando de la mano.
    Me ha gustado esta entrada, espero más sobre este personaje, me identifico algo con él, en la forma de ver la vida.

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