Una razón,
solo una, para que todo cobre sentido y el mundo vuelva a ponerse en marcha.
Para que los latidos bombeen la energía que precisan los engranajes, y la
cáscara de hielo se rompa en mil pedazos. Una razón, solo una, para que todo
vuelva a derretirse otra vez y yo sienta los golpes en el pecho que dejan
marcas que se curaron hace mucho tiempo. Para que las canciones me ahoguen y
las palabras me dejen sin aliento. Una razón, solo una, para que algo parezca
volver a iluminarse y todo cobre sentido de nuevo.
Porque me
pierdo entre los caminos de la incertidumbre y me caigo por los precipicios de
la espera. Siento como todo se descompone por momentos y yo me balanceo en la inopia
que no cesa. Y entonces, entre dudas y redes que se tejen enredándose por los
nudos del tiempo, caigo hacia todos los abismos esperando una razón, solo una,
para que aquello que se ha inclinado vuelva a ponerse recto, para que mis pies
alcen el vuelo y el alma deje de anhelar espectros.
Una razón,
solo una, para que la razón se vuelva señal e indique que no hay fantasmas que
nublen a unos ojos desesperados, sino una de tantas casualidades que han tejido
un manto de recuerdos que desean ser olvidados. Dame una razón, solo una, para
que el tiempo no me haga perder la esperanza que renació en el momento en que
llegaron tus palabras.
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