lunes, 13 de mayo de 2013


Una razón, solo una, para que todo cobre sentido y el mundo vuelva a ponerse en marcha. Para que los latidos bombeen la energía que precisan los engranajes, y la cáscara de hielo se rompa en mil pedazos. Una razón, solo una, para que todo vuelva a derretirse otra vez y yo sienta los golpes en el pecho que dejan marcas que se curaron hace mucho tiempo. Para que las canciones me ahoguen y las palabras me dejen sin aliento. Una razón, solo una, para que algo parezca volver a iluminarse y todo cobre sentido de nuevo.
Porque me pierdo entre los caminos de la incertidumbre y me caigo por los precipicios de la espera. Siento como todo se descompone por momentos y yo me balanceo en la inopia que no cesa. Y entonces, entre dudas y redes que se tejen enredándose por los nudos del tiempo, caigo hacia todos los abismos esperando una razón, solo una, para que aquello que se ha inclinado vuelva a ponerse recto, para que mis pies alcen el vuelo y el alma deje de anhelar espectros.
Una razón, solo una, para que la razón se vuelva señal e indique que no hay fantasmas que nublen a unos ojos desesperados, sino una de tantas casualidades que han tejido un manto de recuerdos que desean ser olvidados. Dame una razón, solo una, para que el tiempo no me haga perder la esperanza que renació en el momento en que llegaron tus palabras. 

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